Silencio, no haced
ruido,
que se callen los tambores,
que está llorando su pena
La Virgen de los Dolores.
Camina sola en silencio
busca a su hijo Jesús
que los pecados del mundo
van a clavar en la cruz.
Madrugada del Viernes Santo,
la escarcha moja a la aurora
el dolor que lleva el aire
quiere esconderse en las sombras.
En las calles solitarias
donde vive la inquietud,
la más buena de las almas
sufre arrastrando una cruz.
Esa cruz que por nosotros
se ve obligado a llevar,
la que por nuestros pecados
Él tiene que soportar.
Como soportó el
dolor,
y la pena al conocer,
que la maldad de los hombres
le iban a detener.
Cuando oraba en los olivos
le vinieron a buscar
todos, le dieron la espalda
nadie le quiso ayudar.
Le azotaron con dureza,
le coronaron de espinas,
se burlaron y escupieron
de las formas más mezquinas.
¿Por qué debía morir?
¿Por qué le crucificaron?
Sólo por la ineptitud
de un indeciso Pilatos.
Que al lavar sus sucias manos
quiso lavar su conciencia
para no oír las
razones
de los que pedían clemencia.
A caminar le obligaron,
le golpearon con saña
y con la pesada cruz
subir a aquella montaña.
Con insultos y
blasfemias
rompieron sus vestiduras
le postraron en el suelo
para darle más tortura.
Con los oxidados
clavos
clavaron sus pies y manos
después izaron la cruz
y se acercó aquel soldado.
Le miraba con desprecio,
como queriendo instigarle
riendo se preparaba
listo para ejecutarle.
¿Por qué lo haces soldado?
¿Dime quién te lo ha mandado?
¿Por qué, con tu amarga lanza
le atraviesas su costado?
¿Por qué se ha nublado el cielo?
¿Por qué esos truenos y rayos?
¿Por qué ha cambiado tu cara
y estás llorando soldado?
Ahora te duelen sus llagas
ahora sientes su dolor
Que tarde te has dado cuenta
que él era el hijo de Dios.
Señor, cuanto sufriste en la cruz,
cuánto por nosotros has dado,
como debes llorar
cuando ves los resultados.
Tu muerte fue por nosotros
por limpiar nuestros pecados
y en este mundo cruel
todos te estamos fallando.
Hay guerras, asesinatos,
violaciones, egoísmo,
odio, dolor y amargura
todo siempre por lo mismo.
Aunque han cambiado las cosas
igual seguimos pecando
como aquel trágico día
hoy te seguimos matando.
Como quisiera Señor
que fuésemos como hermanos
y que tu muerte en la cruz
no sea un sacrificio en vano.
Sé que no lo merecemos
pero ¡Ayúdanos Señor!
Haz que entre todos logremos
hacer un mundo mejor.
Que vivamos con amor.
Que otra vez brille la luz.
Que nunca más por nosotros
mueras Señor en la cruz.