Hermana luna

Hermana luna: Tú que sabes de mi
en las noches en que vusco tu compañía
para hablarte de mi sentir.
Fluyo a ti como el manantial que emerge
de entre las áridas arenas del desierto.
las etrellas escuchan cautelosas mis palabras
como inertes gárgolas suspendidas en la
quietud de la densa oscuridad.
El viento fundido en la escarcha, hace estremecer
con un gélido escalofrío la vida que subsiste sin
cobijo entre las sombras de la noche.
Suspiros de incertidumbre vuelan ansiosos
por encontrar un recóndito lugar, perdido en otro
tiempo donde poder resalcirse de su dolor.
Almas deshojadas por un inconsciente viento
de indiferiencia navegan perdidas, como un barco,
sin timón, sin rumbo, sin orizonte.
Las fuentes, las caudalosas fuentes que en las plazas
ofrecen el fluir de sus caños al sediento caminante
han cambiado el dulzor de sus aguas por el salado sabor
de las lágrimas de la desesperación.
Hermana luna: puedo percibir la misteriosa magia que
irradia tu resplandor y me da fuerzas para hablarte como
el poeta que intenta expresar en sus poemas el amor,
la ilusión, la tristeza, la melancolía. Yo por mi parte
en este momento necesito exteriorizar un sentimiento
que rompe todos los esquemas de cordura que divagan
en mi mente, y me envuelve en un manto de desconcierto.
Lo noto desgarrar en mi interior como un hierro candente
que traspasa todos los poros de mi piel y me hace gritar de dolor.
Y al unisono intento retenerlo con todas mis fuerzas porque
quedo extasiado y no puedo evitar fundirme en su calor.
Ansío con vehemencia expulsarlo de mis recuerdos.
pero sólo consigo hundirlo más y más dentro de mi corazón.
Busco la razón y me pierdo en el vacío sin fin de la desesperación.
Mis manos ansiosas tiemblan ante el estupor de no saber que
ansían y por que tiemblan. Casquibanos recuerdos dormidos
en el tiempo fluyen y confunden aún más mi punto de deliberación.
Poco a poco se desvanece la texis y el fundamento de un “por qué”
y caigo en el letargo de la reflexión.
Hermana luna: gracias por permitir a este corazón partido
expresarse a través de las palabras y liberar sentimientos
que se ahogaban en un profundo mar de silencios.
Gracias por brillar cada noche para este vagabundo
errante perdido en la soledad de un desierto de desilusión.
Hermana luna: el nuevo día empieza a amanecer tu imagen,
tu bella imagen la difumina la claridad del nuevo amanecer.
Te marcharás y al alba todo parecera diferente, el sol volvera
a brillar en todo su esplendor, nacen nuevas esperanzas
en muchos corazones que vuelven a latir. Pero... yo luna
yo sigo vuscando la razón de este desconcierto y escruto mi
mente para intentar habrir un nuevo camino a la ilusión perdida.
Querida luna: gracias por nacer radiante y hermosa cada noche
para los que, como yo, vivimos inmersos en la incertidumbre
y el desconcierto y buscamos sólo la comprensión de poder ser oidos.

Gracias por escuchar mi corazón.