Querida madre

Mi madre

Brisa fresca en una noche de verano,
gaviota, batiendo con fuerza el aire,

campo de sueños en el que pude crecer
bondad y amor, así eres tú querida madre.

Luz del sol que calienta mi temor,

arco-iris que da color a mi días,

aire puro que me ayuda a respirar

dulce sueño que borra mis pesadillas.

Me alimente en tu vientre de la vida,

en tus venas bebí el néctar de tu amor,
huele tu esencia en cada poro de mi piel

en cada pliegue aun perdura tu calor.

Vine a ti un dieciséis de febrero,

dos en uno unidos por un cordón,

tu, me amaste madre, aun sin conocerme

y al tenerme se multiplico el amor.

Hoy madre..., que ya han pasado los años,

y la nieve tu pelo ha blanqueado,

esa absurda y tediosa enfermedad

tus recuerdos uno a uno ha desojado.

Ha borrado la sonrisa de tu rostro,
de tus ojos la mirada tierna y clara,
las lágrimas de alegría al recibirme

las de tristeza cuando veías que marchaba.

Quiero amarrar este futuro incierto,

arrastrarlo hasta un pasado en el cual,

tus caricias y tus besos eran míos

y en tu regazo me podía cobijar.

Como quisiera poder parar el tiempo
cambiar su rumbo y al revés verlo girar,

que hermoso es envejecer y haber vivido

pero que triste, no poderlo recordar.
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Quiero dedicar esta poesía a mi madre y
a otras muchas personas que como ella han perdido
la capacidad de recordar, pero no la de amar
por que aun en su silencio nos siguen amando.